Buscan sus restos para encontrar paz
Especial | Las familias no descansan en la búsqueda

Buscan sus restos para encontrar paz

Febrero 11, 2020

En su segundo día de actividades, la 5ta Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas se adentró a dos parajes cercanos a la comunidad veracruzana de La Lima, a poco más de veinte kilómetros de la junta auxiliar Villa Lázaro Cárdenas, municipio de Venustiano Carranza, en la Sierra Norte.

A los dos puntos con posibles positivos (restos humanos) no se llegó por casualidad, es resultado del trabajo de inteligencia hecho por el equipo de avanzada de la brigada que integran, entre otros, Mario Vergara.

“Del primer punto nos dijeron ‘aquí a 50 metros a la redonda hay una muchacha tirada’. Y el otro está a la orilla del río, donde tiraron unos cuerpos en bolsas (...) ojalá se haya atorado un hueso, pero tiene dos años y el río ha crecido muchas veces.”

Un día antes, un grupo de 30 buscadores encontró un conjunto de restos óseos, incluyendo pedazos de costillas, cráneos, vértebras y dentaduras en la comunidad de El Paso, en los límites de Veracruz.

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Los dientes, de acuerdo con los especialistas forenses, son de gran utilidad para encontrar material genético que sirva de cotejo para las pruebas hechas a familiares.

La búsqueda en campo

El camino de terracería que atraviesa varias rancherías, a un costado del río que separa los estados de Puebla y Veracruz, es poco transitado, salvo algunos camiones de carga que recogen la cosecha de naranjas de temporada.

Una vez que el eje de búsqueda llega al lugar, custodiados por autoridades estatales y federales, se activan los protocolos de búsqueda.

Lo primero es delimitar el área de trabajo por parte del equipo de antropólogos y arqueólogos forenses independientes, quienes dividen en cuadrantes el predio a explorar, verificando accesos y condiciones extraordinarias para que los buscadores puedan entrar con seguridad.

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Antes de manipular el terreno toca el turno a los binomios caninos especializados, quienes en un primer rastreo buscan cualquier indicio de restos humanos. Aunque pequeño, el campo presenta algunas dificultades, como la presencia de maleza, enredaderas o bejucos que deben ser removidos antes de un segundo rastreo.

Todos los familiares de la brigada, integrada por 74 colectivos de 22 estados de todo el país, participan de la búsqueda. Machete en mano, Doña Reina, quien busca a su hijo desaparecido desde 2011, no descansa ni un segundo; sigue ‘echando monte’ mientras algunos de sus compañeros ya fueron relevados.

A la par de este punto, otro grupo de buscadores se encuentra con el agua por arriba de la cintura, limpiando las orillas del arroyo más cercano.

La búsqueda continuará toda la jornada, hasta haber agotado todos los indicios en tierra que se hunde con facilidad, vegetación mezclada artificialmente o montículos contiguos, que puedan derivar en el descubrimiento de más restos humanos, pero como les dijeron a los familiares antes que comenzaran los trabajos.

“La búsqueda se termina hasta que su instinto y su corazón les diga que no hay nada”.