El cambio en la violencia estructural contra las mujeres comienza desde casa: maestra rural
Agencias | Diana Vallejo, maestra rural en Huehuetlán el Grande, trata de romper con estereotipos.

El cambio en la violencia estructural contra las mujeres comienza desde casa: maestra rural

Septiembre 15, 2019

Durante tres o cuatro horas que un grupo de 20 alumnos de preescolar se encuentra en clase, Diana Vallejo, maestra rural en Huehuetlán el Grande, trata de romper con los roles estereotípicamente asignados a hombres y mujeres; sin embargo, el resto del día están en casa, influenciados por las conductas machistas de sus padres pero también de sus madres, que ya han interiorizado y normalizado estas actitudes.

“A ustedes que son mamás de niños, cómo le van a hacer para que esos niños no ejerzan violencia encima de sus esposas, hijas o con las mujeres con las que se vayan a relacionar”, les dice a las madres de sus alumnos. “Se quedan frías”, continúa.

Mientras estas mujeres comienzan a cuestionarse sobre esta situación, el estado sigue ocupando —en lo que va del 2019— el tercer lugar por feminicidios y acoso sexual, el sexto por violación y el octavo por violencia familiar, de acuerdo con el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado de Puebla. Tan sólo en julio se presentaron siete casos de feminicidio, 36 de acoso sexual, 70 de violación equiparada y simple, y 846 de violencia familiar.

Diana les dice a sus mamás: “Supongamos que sus hijos llegan a sus casas y sus hijos ven cómo sus esposos les grita o cómo su esposo nada más llega y se sienta, sin importarle que ustedes hay estado todo el día en friega y encima tener que atenderlos. Les va a parecer normal y no es así.”

A las niñas —aunque tiene su complicación, explica—, las docentes pueden empoderarlas, darles más confianza en sí mismas inclusive, pero con los niños no es lo mismo; existen ciertos elementos que están impregnados desde los primeros momentos de socialización. A esto se suma la poca colaboración de los padres, quienes al mínimo intento por repensar algunos roles, alzan la voz.

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“Al ensayar una actividad de autocuidado con muñecos luego luego vinieron a decirme que sus hijos no iban a jugar con muñecas”. A lo que la maestra respondió: “¿Qué usted no cuidó de su hijo? El que no hayan estado relacionados con la crianza y el cuidado de sus hijos está mal. Por eso no saben qué les gusta cómo se sienten”.

No obstante, agradece otros momentos, como cuando una madre se le acercó para pedirle un consejo respecto de uno de sus hijos, que comenzaba a interesarse por los vestidos y los moños de su hermana. Al escuchar que lo dejara ser y que ella no podía decidir sobre sus preferencias, la madre se sintió aliviada. “Es lo que quería escuchar, que estaba bien.”