Hay toreros que me sacan de la plaza y hay toreros que me sacan de mi casa, suele decir el maestro Leonardo Páez.

José Mauricio nos sacó de la casa. Hizo que dejáramos las reuniones familiares decembrinas, nos obligó a viajar a pesar de los tumultos que generan las vacaciones y, por si fuera poco, desafiar el clima gélido, porque se pronosticaba que habría pingüinos en las calles y no precisamente de Marinela.

Todo eso para ir a la Plaza México a verlo asegundar. La semana pasada salió a hombros y, lo más importante, emocionó al cotarro, había ilusión por verlo nuevamente. No se llenó la plaza, la entrada fue triste; eso sí, hubo más gente que hace ochos días. Vale mencionar que regresaron algunos taurinos, porque el cartel de la novena corrida fue para aficionados, había expectación en los asistentes.

José Mauricio no decepcionó, ¡volvió a salir en hombros!

La afición está con él, el diestro se justifica. Es un caso poco frecuente, porque tiene clase a la hora de correr la mano y un valor a toda prueba; ese valor sereno, sin aspavientos; sin vender.

Toda la tarde se dejó ver. Lo mismo remató con una media artística, cuajó un quite por fregolinas, corrió la mano con clase y temple. Se pasó al toro cerca de la faja, se dobló muy torero, se puso ahí donde huele a cloroformo, se salvó de la cornada cuando el toro lo echó pa’rriba, toreó de pitón a pitón, logró una buena estocada en el quinto, la primera fue caída y delantera.

Debieron transcurrir varios años, muchos, para que un torero saliera a hombros dos domingos consecutivos. Eso no sucede porque la empresa odia repetir a la siguiente semana a quienes triunfan en la plaza más grande del mundo.

Desde que se dieron a conocer los carteles del actual serial, se anunció a la ganadería de Montecristo, fue muy mal visto que German Mercado Lamm, mandara algunas reses sin trapío. Es evidente que un ganadero que se tira la puntada de mencionar en un coloquio de alcance internacional (Tlaxcala, enero de 2019) que el trapío es subjetivo, enseña el cobre, se cura en salud y justifica sus animalitos.

Así que el señor Mercado Lamm y el hierro de Montecristo pegaron un petardo en la plaza más grande del mundo. Ni presencia, ni bravura, ni fuerza, un hato decepcionante. Si acaso se salva el segundo que tampoco fue un dechado de bravura. El ganadero no estaba en la plaza, no escuchó las protestas ni mentada de los aficionados, tampoco que cuatro o cinco fueron pitados durante el arrastre.

Regresando al torero, José Mauricio está en el ánimo del público. Desde que salió a ocupar su lugar para el paseíllo la gente estuvo con él. Lo sacaron al tercio después de partir plaza, invitó a sus compañeros. En ese momento no caben las cortesías, hubiera salido solo, que los alternantes esperaran para darse cuenta si también los invitaban a saludar. Ésa es una buena forma de medirle el agua a los tamales.

José Mauricio es apoderado por Alejandro Peláez, la relación profesional inició en octubre de 2017. Aquel año el diestro únicamente actuó 6 tardes. En 2016, cuando lo llevaba Adolfo Guzmán, toreó 13 festejos.

En 2018, el primer año completo con Alejandro Peláez, actuó 12 veces. En 2019 lleva veintitantas corridas y es uno de los 10 primeros del escalafón (datos: AltoroMexico). Se empezó a correr la voz que se la jugaba siempre. ¡Es cierto!

Lo vi torear en Apizaco en marzo de este año, un encierro muy serio, con edad y trapío de Magdalena González. El diestro emocionó a los espectadores, se jugó la vida con autenticidad.

Luego en El Relicario de Puebla en mayo, le hizo faena a un sobrero de Milpillas (denominación de Pilar Labastida), el angelito era cornalón, todo un estuche de monerías, se frenaba, espiaba, buscaba los tobillos, echó pa’rriba al torero, éste siempre ahí, jugándose la piel.

José Mauricio Morett Gurza, nacido hace 35 años en la ciudad de México, empieza a cosechar la siembra: Sus 14 años de alternativa le han dado madurez, no se dobló, su vocación se ha fortalecido. Y acaba de revolucionar la fiesta local, ávida de un torero mexicano que ocupe el lugar de figura. Ya veremos quién puede hacerlo.

Por lo pronto, José Mauricio asegundó.

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