Día de feria, día de fiesta, de fiesta brava. La fiesta del pueblo.

El pasado viernes se realizó una corrida de toros en San Francisco Ixtacamaxtitlán, una población ubicada en la Sierra Norte del estado de Puebla.

Los habitantes veneran a San Francisco de Asís. El día del santo patrón, el 4 de octubre, se realizan actos religiosos la parte profana como bailes, palenque, corridas de toros, comida, en forma gratuita, para los que asistan, sean o no oriundos, todo es costeado por al Ayuntamiento. Al parecer no le pasan el plato (pedir cooperación) a los lugareños.

Son famosas las fotografías que circulan en las que se aprecia el gentío sentado en el cerro mirando una corrida de toros. Se pensaría que no hay gradas, que todo mundo nada más se acomoda en el pastito. No es así.

La plaza de toros San Francisco fue remodelada en 2012, el ruedo tendrá más de 30 metros de diámetro. Actualmente tiene gradas. La mitad del tendido aproximadamente con 9 filas; la otra, 3 o 4. Quizá unas 2 mil personas o más, la verdad que no importa cuántos caben, hay cerro pa’todo mundo.

Don Jaime Silva Gutiérrez, periodista e historiador taurino, me contó que se dan toros más o menos desde hace un siglo. Al parecer se realizaban en la parte céntrica de la población en una plaza de trancas. Tiempo después cambió el lugar, se fue para arriba, a medio cerro; nuevamente una plaza desmontable de troncos y palos, hasta que se empezó a edificar la actual, poco a poco le fueron metiendo cemento. Se le siguen poniendo gradas.

La construcción consta de una contrabarrera que circunda el ruedo, alta, gruesa de piedra, el día del festejo se ponen las tablas en el ruedo para acondicionar el callejón.

Existe una placa de cemento puesta por el Ayuntamiento con fecha del 4 de octubre de 2012, poco se aprecia el año, porque algún retrasado mental raspó dicha placa para que no se vieran los años que gobernó el municipio respectivo.

En la década de los sesenta, el matador Manuel Molina tenía a su cargo la ganadería de Ajuluapan, los toros de don Reyes Huerta se criaban en Tezquilla, población aledaña, se remataban en Ixtacamaxtitlán. Algunas veces que el matador organizaba la corrida, toreaba con el novillero José Silva, hermano de Jaime.

En el año 67 o 69 del siglo pasado, toreó un diestro francés de nombre Marcos Marcel. El poeta poblano José Recek se lo encargó a Jaime El Chato Silva.

Mario Coello, Rocío Morelli entre algunos de los extranjeros que actuaron en Ixtacamaxtitlán, Lupita López otra torera que partió plaza, los rejoneadores también han sido parte de los carteles. Predominan los toreros poblanos en épocas pasadas, actualmente la mayoría es de Tlaxcala.

Dos novilleros ixtacamaxtitleños (¿así será el gentilicio?) han surgido. Alejandro Zamora quien anduvo en la guerra, ante falta de contratos para actuar decidió pasarse a las infanterías; actuando en el coso La Aurora recibió la caricia de una res que le lastimó la nariz. Dejó de torear.

Isaac Bonilla, fue otro diestro, él debutó cerca de Apizaco, Tlaxcala, en San Andrés Ahuashuatepec, toreó novilladas y festivales, al parecer radica en su terruño.

La fiesta de Ixtacamaxtitlán es en grande, el pueblo lo disfruta con respeto, para muestra un botón. Mientras se realizaba una misa en la Iglesia Parroquial construida en el siglo XVI, no sonó un sólo cohete y mire usted que arman tronaderos bárbaros. En la plaza jamás un grito obsceno u ofensivo.

La sierra poblana tiene problemas de delincuencia, ahí estaba la guardia nacional dándole tranquilidad a la gente. Dije sierra poblana, rectifico, todo el país es un polvorín.

Ignoro qué poblaciones tengan festejos así, donde se respeten las tradiciones, donde los habitantes disfruten de la tauromaquia. Ixtacamaxtitlán, fiesta del pueblo.

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